«El abandono» ante la muerte de los padres

Si hay algo cierto en la vida es la muerte, y aunque todos lo sabemos, no todos lo tenemos presente como una realidad que en cualquier momento puede ocurrir. Vemos cómo les sucede a otros y se nos encoge el corazón por un momento, pero solo por un momento, porque desde nuestro pensamiento mágico creemos que eso a nosotros no nos pasará. La muerte puede implicar tantas cosas como creencias almacenemos, limitantes o no y por este motivo es que vale la alegría trabajarla con consciencia, no para darnos por vencidos ante la vida y vivir en un sin sentido, sino para no llenarnos de sentimientos o pensamientos que nos impiden avanzar y volver a ser felices después de la muerte de un ser querido. 

 
Este mes he creído oportuno hablar sobre “El abandono” ante la muerte de los padres, entre otras cosas porque vivir sintiendo que nos han abandonado nos complica la sanación de la pérdida e influye negativamente en nosotros ante la vida.  

La sensación de abandono ante la muerte no se siente a una edad concreta, ya que esto depende también de qué tipo de relación y apego tengamos hacia nuestros padres y de cómo sucedió todo, qué hubo antes de eso y quizás no sabíamos.  

 
Nuestros padres tienden siempre a protegernos de todo lo que creen que puede asustarnos o causarnos un dolor, y esto es algo que lejos de ayudarnos nos condiciona ante lo dado no pedido, porque la muerte no necesita nuestro permiso para visitarnos, entonces ¿Por qué protegernos de lo inevitable cuando podemos integrarlo de manera que cuando esta llegue, podamos gestionarla desde la consciencia plena y la comprensión profunda de que la muerte es el final de la vida de una persona, pero no el fin absoluto? 

 
Ante la muerte de un padre o una madre tendemos a creer que nos han abandonado porque si ellos ya no están, ¿quién nos va a proteger? Si nuestros padres no nos enseñan a construir una relación sana con nosotros mismos que nos habilite para la vida cuando ellos falten no sabremos cómo seguir viviendo. Y desde ese no saber vivir llega la rabia y culpa hacia ellos por abandonarnos, porque a pesar de saber que la muerte es un hecho inevitable, en el fondo creemos que ellos podrían haberla evitado por nosotros, que algo podían haber hecho, quizás cuidarse más, no haber ido a ese viaje, no cruzar la calle, haber ido al médico cuando se sintió mal. Pero esos “Debió de…”, no harán que todo sea diferente, o que te sientas mejor, al contrario, harán que tu malestar crezca y esto complica el desarrollo de un duelo sano y consciente. 

 
Con todo esto quiero decir que nuestros padres nos sobreprotegen creyendo que es lo mejor para nosotros, pero esto nos inhabilita para la vida cuando ellos no estén, y lo hicieron lo mejor que pudieron con lo que ellos sabían. No te abandonaron, simplemente les tocó irse y tú tampoco pudiste hacer nada por impedirlo, aunque creas que sí. 

 
Crear una relación sana y consciente con uno mismo es uno de los pilares más importantes ante el buen vivir, porque si nos tenemos a nosotros mismos podremos salir adelante ante cualquier circunstancia.  Así que les invito a que trabajen con sus hijos no solo el hecho de la muerte, sino el hecho de convertirse en su mejor versión, ayudándoles a construir una buena autoestima y relación con ellos mismos que los habilite para cualquier acontecimiento de la vida. Y si hoy día como adulto aún sientes ese abandono, te invito a trabajar en ti, tus padres quizás no supieron hacerlo, pero nada te impide salir de donde estás para darte lo necesario para seguir adelante con la vida ante lo que te pasó y ante lo dado no pedido que pueda llegar más adelante.  

 
 Abrazo de luz

Scroll al inicio
Abrir chat
Hola ????
¿En qué puedo ayudarte?