El duelo es la reacción que tenemos ante la pérdida de algo significativo para nosotros referente a algo o alguien.
Cuando esto sucede el siguiente paso es elaborar el duelo, algo necesario para adaptarnos a la nueva situación. Si lo elaboramos y asistimos con consciencia hará que nuestras emociones vuelvan a regularse de forma sana, y reincorporemos poco a poco este cambio en nuestra vida.
Es importante añadir que todo cambio indica un duelo, desde cambiar de casa, a una separación de pareja, perder la salud, muerte de un ser querido, abandonar nuestro país de origen, etc.
Aunque es cierto, que muchos de ellos pasan desapercibidos porque consideramos que forma parte de la vida y tenemos que conformarnos, pero no es así. Es decir, todos los finales forman parte de la vida, pero llevan un proceso de adaptación que no deberíamos dejarnos atrás ya que eso crea bloqueos emocionales y si no se asisten puede perjudicarnos en nuestra vida.
Sin embargo, la muerte es lo que más nos viene a la cabeza cuando nombramos el duelo.
Y es que no hay nada más doloroso que darnos cuenta de que nunca más podremos volver a ver a nuestro ser querido.
Nadie nos contó que en este plano físico estamos de paso y que tarde o temprano tendremos que partir, por tanto tomamos la muerte como una tragedia ya no del momento, si no del resto de nuestra vida y el proceso de duelo es lo que nos guiará y hará que comprendamos los finales, aceptando el cambio que eso supone y entendiendo que “El amor no entiende de finales, el amor entiende de amor”.
Así que partiendo de esa frase mágica para mí, entendemos que nuestro ser querido vivirá en nosotros por siempre, porque el vínculo emocional que sentimos hacia esa persona ni si quiera la muerte se lo puede llevar.
Abrazo de luz
Estefanía Rodríguez
