Miedos más comunes ante la muerte

En el artículo anterior hablaba de el miedo a la muerte, algo a lo que todos hemos tenido miedo alguna vez, pero quiero recordar que no es lo mismo sentir miedo por instinto de supervivencia a sentir un miedo irracional, excesivo y constante, lo que se conoce como tanatofobia. 

Aquí expondré los miedos internos más comunes por los que sentimos miedo a la muerte. Esto se da debido al instinto de supervivencia, esa parte mente que nos hace querer cuestionar y controlar todo lo que nos rodea.

Miedo a lo desconocido:

Todo aquello que no conocemos nos asusta, nos hace sentirnos inseguros y desprotegidos.

Desde la parte mental tal como nos vemos frente al espejo somos seres finitos, pero si ampliamos nuestra visión hacia dentro reconociendo esa parte del ser, esa parte no física de nosotros descubriremos que el final tal y como cree nuestra mente no existe. 

Nos aferramos a lo malo conocido por miedo perdiéndonos la verdadera esencia de la vida y esto puede cambiar entrenando nuestra mente para comprender que los cambios, que lo diferente viene cargado de una oportunidad de aprendizaje que nos lleva al crecimiento y a la evolución.

Miedo a la pérdida de identidad:

Este miedo viene dado por el hecho de que nos creemos que somos solo un cuerpo físico con un nombre y apellidos, y por ello la idea de morir se traduce a dejar de existir. 

Pero realmente somos algo más que un cuerpo y morir no significa el final de todo, significa el final de la vida tal y como la conocemos desde el ego, pero el ser permanece aunque en otra forma. Como decía la querida Elizabeth Kübler Ross, “La muerte es una transición del alma. Pasar de un estado organizado como es el cuerpo a otro desorganizado, en el que la energía está por todas partes”

Miedo a perder el control:

Los seres humanos vivimos con una gran necesidad de control, digamos que si lo tenemos todo controlado, nos sentimos seguros y eso da como resultado estar a salvo. Pero pensar en la idea de la muerte nos hace ver que ahí no podemos controlar nada, y ahí entramos en una agonía constante negándonos la oportunidad de vivir plenamente.

Miedo a no haber vivido la vida que queríamos:

El mayor arrepentimiento de un moribundo no es los fallos que cometió, sino lo que nunca llegó a hacer, el mayor miedo a morir se traduce a que ya no queda tiempo para hacer todo aquello que deseaba. Y por ello es que siempre hablo de vivir plenamente cada segundo de vida y que nos quedemos con la satisfacción del deber cumplido, de que no solo estuvimos vivos sino que vivimos de verdad.

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