Bienvenido el mes de Octubre, un mes más con ganas de compartirles un poquito de mi, y en esta ocasión hablaremos de cómo comunicarnos con los niños en circunstancias de enfermedad o muerte de un ser querido.
Observo, que este es un tema del que no se habla mucho, pero que además a la hora de encontrarnos en esa situación no sabemos cómo abordarla.
En la cultura occidental, hay mucho tabú en todo lo referido al dolor y la muerte, y eso es lo que produce conflicto a la hora de comunicar abiertamente y aceptar que forma parte de la vida.
Partiendo de esa base les animo a que lo integren en su vida y la de su familia de forma natural. Cualquier circunstancia es buena para hablar del tema y seguro que tarde o temprano los niños empezaran a hacer preguntas, en ese momento es cuando debemos estar en apertura y responder de la forma más natural posible.
Una de las preguntas más habituales que me realizan es ¿Qué puedo y no puedo decirle a mi hijo en estos casos?
Bien, entendiendo que un niño no tiene el mismo nivel de comprensión y expresión que nosotros, se le hablará desde la verdad, pero sin contar detalles innecesarios.
Voy a dejarles una pequeña guía para que la comunicación con los niños ante estas circunstancias sea de manera consciente, responsable y sincera:
- Es necesario elegir un momento tranquilo, sin interrupciones de ningún tipo, construyendo una base sólida de comunicación en apertura para hacerle entender que usted está ahí para todas las necesidades, miedos y dudas que le puedan surgir. Lo ideal es que esto se mantenga de manera habitual ya que aportará de manera positiva a la hora de todos los cambios que se vienen.
- Decir la verdad siempre. Nos aferramos a la idea de ocultar información a modo protección creyendo así que les evitamos dolor, pero lejos de ser una ayuda es un retraso de algo que algún día llegará. Hacer creer a un niño que la vida es color de rosa será lo que le bloquee en el momento que no podamos intervenir en su camino.
- Pensar bien como diremos las cosas para no generar miedo, como por ejemplo “Ya no despertará”, “Dios se lo llevó”… Eso solo le creará ideas equivocadas que lo lleven a la confusión, al miedo y creencias erróneas.
- En caso de que en el mismo círculo familiar hayan niños de diferentes edades, a la hora de comunicar sería ideal hacerlo en el mismo momento y forma, ya que los pequeños se pueden apoyar en los mayores, eso creará una energía conjunta para afrontar la situación desde el apoyo de todos.
- Hablar desde la naturalidad de nuestro sentir, es decir, no ocultar nuestra tristeza ni las emociones, es normal y así lo deben entender.
- Cuando haya casos de enfermedad terminal, no debemos tener miedo a hablar de la misma enfermedad y de la muerte, debemos hacerlo sin maquillar con información confusa que a la larga sólo traerá conflictos emocionales, como culpabilidad, rabia, miedos… Debemos saber y hacerles saber que la muerte forma parte de la vida y que nadie puede evitarlo.
- Es importante también atender todas las dudas que tengan, aunque no sepamos la respuesta, debemos contestar lo que sabemos, no pasa nada. En este tipo de situaciones debemos intentar que confíen en nosotros y tengan donde sostenerse.
- También nos podemos encontrar en el momento de que quieran ver a ese ser querido, y si ese es su deseo debemos ponérselo fácil, tomando las medidas necesarias, pero no debemos negárselo por nuestro temor de pensar que eso le hará mal. Realmente lo que le haría mal es no darle la oportunidad de despedirse, o de pasar los últimos momentos con ese ser amado.
Antes de irme quiero recordarles que los niños también tienen derecho a vivir sus propios duelos, a su forma, pero lo tienen. Abrámonos a darles ese permiso.
Un abrazo inmenso mis queridos lectores