Seguir viviendo después de un gran dolor es maravilloso, pues eso que nos pasó no nos mató, nos mantuvo con vida; pero tener signos vitales, ir de un lado para otro sin rumbo dejándonos llevar solo por el movimiento del “tengo que”; ese vivir no es una victoria.
«Victoria no es seguir viviendo y ya, es darle una respuesta a la vida ante eso que nos pasó» no quedarnos como zombi viendo como esta pasa, viendo como pasa todo dentro y nada afuera, dejando que el dolor se nos quede marcado como un sello plasmado en la carta que nunca llegó a destino.
Todos nos enseñan las cosas bonitas de la vida y a cómo disfrutarlas, pero nadie nos enseña a vivir el dolor y a aprender a vivir de nuevo ante la circunstancia que se nos presenta; pero justo esa es la victoria. Responder ante la vida venga como venga y no quedarnos a vivir en un estado permanente de dolor.
Quizás leyendo estas líneas estarás pensando que amabas tu vida tal y como era, amabas tu vida mientras tenías ese trabajo, cuando tu cuerpo te respondía a todas las actividades antes de ese accidente, cuando tu ser querido aún vivía o cuando tu relación de pareja estaba en su mejor momento. Y ¿cómo se le responde a la vida con eso?
Se le responde con el amor inmenso y eterno de haberlo tenido, sabiendo que tiene más valor que haberlo perdido, se le responde abriéndonos a otra forma de amar, acogiendo el dolor y quedándonos el tiempo necesario en su regazo para comprender con el corazón que, aunque no todo sucede como queremos, hay un plan perfecto dentro de todo ese dolor para nuestra evolución.
Y a veces se nos enferman las ganas de seguir porque también está bien no estar bien siempre, y eso es responderle a la vida sin rechazar nada de lo que ella tiene para nosotros. En cambio; vivir con miedo a que algo más suceda después de lo que pasó es permanecer dentro de un bucle llamado “sufrimiento”, porque pensamos que nos estamos salvando de algo mientras ese miedo crece y lo que realmente sucede es que nos ahogamos en un mar sin saber cuán inmenso es. Y sí, también llega ese momento en el que decimos “No es justo”, pero la justicia no viene como cláusula en el contrato de vida donde ponga que lo que creemos a nuestro favor como justo o no, sea tal cual.
Responder a la vida es dejarse acompañar y confiar en que sí lo podemos todo, pero no siempre lo podemos solos, y si tú estás contigo ¿quién en contra?
A veces interpretamos que el universo está en contra nuestra, pero ¿Enserio crees que tu mayor enemigo es el universo o el destino?
Si tú no te abandonas todo estará bien y solo necesitas un salto de fe, aunque a la hora de saltar lo que estés viendo sea un fondo oscuro en el que no parece haber luz, porque la luz aparece cuando tú te decides a soltar y confiar respondiendo a la vida y alcanzando la gran victoria de seguir viviendo plenamente ante todo lo que venga.
Abrazo de luz