Es curiosa la gran invitación que se nos hace a través del último trimestre del año; en octubre las hojas empiezan a caer, se desprenden por sí solas de los árboles dando paso al nacimiento de otras nuevas.
Finalizando el mes de octubre vivimos el cambio en el que los días se hacen más cortos y las noches más largas dando paso a la celebración del día 31:
Halloween
Esta festividad se originó en los pueblos celtas y fue bautizada con el nombre de Samhain; cuyo significado viene a ser “el final del verano”. A este final le acompaña la despedida del Dios del sol, pero el principal motivo de esta celebración es conmemorar el final de la cosecha. Y en esta noche muchas culturas prehispánicas tenían la creencia de que los espíritus de los muertos venían a visitar el mundo de los mortales. Principios y finales, muerte, despedidas, nacimiento; forman parte de la esencia de esta fecha donde había costumbre de hacer ofrendas y encender velas para ayudar a las almas a encontrar la luz.
Realmente la palabra Halloween llegó a la vez que esta tradición lo hizo a Europa, y se transformó en lo que hoy conocemos también como noche de muertos, noche de brujas, víspera de todos los santos o como aquí en Canarias se conoce; celebración de los finaos que comienza el 31 de octubre y acaba el 2 de noviembre.
Acabando Halloween, llega el día 1 de noviembre dando paso al:
Día de todos los santos
Este día se suele confundir con el día de los difuntos, aunque más que confusión yo lo llamaría unión, pues estos tres días tienen tanto en común que la separación entre ellos no tiene mucho sentido a nivel espiritual; de hecho, este día es festivo en toda España y por ello es el día en que vamos a visitar a nuestros familiares ya fallecidos a sus tumbas o lugares especiales que nos recuerdan a ellos en vida, de ahí la confusión de creer que el día 1 es el día de los difuntos. Esta gran celebración es de origen cristiano y va dirigida a todos los difuntos que fueron santificados; aunque también en honor a personas que no están santificadas, pero sí en presencia de Dios (cristianos).
Como ven este día también trata de muerte, despedida, reencuentro espiritual, transformación.
Ahora sí, le sigue el día 2:
Día de los fieles difuntos
Día de los difuntos, también llamado día de muertos en México y otras zonas de Latinoamérica.
El fin de este día es rendir honor a los seres queridos que ya no están en este plano y dependiendo de donde vivas serán las costumbres, pero de cualquier forma el fin de esta celebración es rendir homenaje a nuestros muertos, agradeciendo haberlos tenido. Visitamos sus tumbas y las ponemos bien bonitas, abundan las flores y se encienden velas para que la luz guíe sus almas hasta llegar a puerto seguro, a encontrar la luz; también se les realiza ofrendas, se les prepara el platillo que les gusta o se hacen conmemoraciones de aquello que a nuestro ser querido le hacía feliz. Incluso aquí en la isla de Gran Canaria desde hace muchos años existen agrupaciones que tocan música por los pueblos y aldeas, recaudando así dinero para dar misas a las almas del purgatorio. Hoy día siguen existiendo en algunos puntos del archipiélago, la más famosa es Rancho de ánimas de Canarias, en Arbejales (Teror), este grupo entona canciones tristes dedicadas a los difuntos.
Sea cual sea la forma y desde cualquier cultura y creencia, este día tiene algo en común no solo con los días anteriores, sino con todos aquellos que han perdido a un ser querido y es rendir honor a la vida que tuvieron manteniéndolos en el corazón y nuestros recuerdos, es comprender la vida y comprender la muerte, es afrontar los finales y acoger todo aquello que comienza después, es la gran transformación del amor que no muere con nuestro ser querido sino que se mantiene para siempre cambiando su forma pero no su esencia.
Finalizando este mes llega el último del año, mi amado diciembre; adoro este mes donde las calles se llenan de luz, los corazones de más amor aún y el frío nos invita a tomar chocolate caliente con nuestros seres queridos. La despedida del año que nos invita a soltar lo viejo para recibir lo nuevo, pues si la mochila va llena de cosas no hay sitio para nada más. Toca despedirnos de todo aquello que ya fue y abrir los brazos y el corazón sin expectativas a lo nuevo, hacer balance y tomar equilibrio para comenzar otro ciclo lleno de nuevas posibilidades que nos llevarán a experiencias con aprendizajes listos para integrarlos si así lo deseamos.
La gran invitación que nos hace este último trimestre del año es a SOLTAR, a despojarnos de aquello que nos pesa, que ya no nos sirve, a liberarnos de ciertas costumbres o malos hábitos, de personas que ya no armonizan con nosotros, del trabajo que ya no nos hace feliz, de comportamientos tóxicos propios o de otros, de creencias limitantes, del dolor que no nos deja avanzar, de formas de amar que nos lastiman, de objetos que no necesitamos, de esa rabia que te acompaña cada día, de aquello que no pudiste conseguir, de la tristeza permanente… Este trimestre nos invita a soltar para equilibrarnos y así poder empezar el ciclo del nuevo año que comienza con buen pie, como decimos por aquí; “Da tu primer paso al nuevo año con el pie derecho”.
Deseo que al igual que de un árbol se desprenden las hojas, tú puedas desprenderte de todo aquello que no permite nuevos nacimientos en tu vida. Suelta…
Abrazo de luz