La bendición de la muerte

Bienvenidos al mes de marzo queridos lectores, una vez más es un placer aportarles un poco de Tanatología para la vida con el artículo del mes. En esta ocasión sé que a muchos les parecerá contradictorio el título en esta ocasión, y es que muchos se preguntarán ¿Cómo puede traer alguna bendición la muerte? Pues sí la tiene, solo hay que buscar “la belleza colateral”; les recomiendo esa película.

En la sociedad; aún y habiendo hoy día más información, la muerte se ve como algo negativo, como un castigo de Dios o de la vida, y no hablo de ella solo en el sentido de la muerte física, sino la muerte o el final de cualquier cosa que tenga un valor significativo para nosotros. La sociedad generalmente lo ve como una gran injusticia y la primera pregunta siempre es ¿Por qué a mí? y justo entonces es cuando me pregunto ¿Y por qué no? ¿Acaso otra persona sí se merece lo que te está pasando?

Claro que no, porque además las cosas no suceden por castigo divino o por merecimiento, suceden porque están dentro de las infinitas posibilidades que nos pueden ocurrir en vida.

Y aunque el dolor no les permita ver esa bendición les aseguro que la tiene, en ocasiones la podemos descubrir y en otras no, pero esto se iguala a la fe. ¿Cuántas cosas no podemos ver, pero tenemos fe en ellas? Entonces, ¿por qué no tener fe en que la bendición está ahí, aunque no la puedas ver?

Una de las grandes bendiciones que tiene la muerte es la salvación, pues si la vida no mueve ficha quizás nosotros seguiríamos en un bucle sin salida creyendo que llegaremos a un sitio diferente cuando siempre escogemos transitar por el mismo camino. Si todos los días vas en dirección norte es muy poco probable que llegues al sur.

Siempre digo “Dios – la vida no te quita cosas, te libera de ellas” y con esto no quiero que piensen “¿cómo me va a liberar Dios de algo que quiero tener? Sería como castigarme entonces”; pero no tiene ese significado. Más bien quiere decir que te está liberando de aquello que no te deja avanzar, o que no te permite ocuparte de lo realmente importante, en ocasiones cuando se trata del fallecimiento de un ser querido, lo libera del sufrimiento, porque vivir sin salud hasta el punto de no poder vivir no es vida para el enfermo y tampoco para la familia, pero sucede mucho que en nuestro egoísmo por miedo a no saber vivir sin esa persona queremos atarlo a la vida a costa de lo que sea.

Soltar y confiar en que lo que sucede conviene no hace desaparecer el dolor, porque toda pérdida siempre duele inmensamente, pero cuando sueltas y confías te quitas gramos de dolor para que puedas seguir caminando hacia delante hasta que todo se acomode.

Quizás ahora no puedes ver la magnitud de la bendición en lo que murió, pero te aseguro que la tiene y probablemente el más beneficiado de esa bendición eres tú mismo. Solo tienes que tener fe en que todo es perfecto y siempre sucede para tu mayor bien, aunque la carátula de presentación sea aterradora. Y recuerda siempre que todo lo que nace, algún día tiene fin y este dolor que estás viviendo no será la excepción de la regla, también llegará su fin.

Les abrazo inmenso.

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